Las más frecuentes ocurren en neumáticos, suspensión, transmisión y dirección.
Neumáticos.
Es el único elemento del coche que está directamente en contacto con la carretera. Por tanto, los neumáticos del coche son los primeros en verse afectados por un firme en mal estado. Los principales problemas serán:
– Desgaste prematuro.
– Mayor riesgo de sufrir un «reventón» si pasamos por un bache profundo, lo que terminará produciendo el conocido «llantazo». En este caso, la propia llanta puede llegar a deformarse.
– Es muy posible que los neumáticos pierdan agarre.
Suspensión.
Es una de las partes del automóvil que más sufre sobre carreteras en mal estado. Por este motivo, es muy importante el mantenimiento del sistema y el cambio de amortiguadores cuando sea necesario, ya que sus componentes están pensados para absorber las irregularidades del firme. Estos son los que pueden verse más afectados:
– Amortiguadores.
– Silemblocks de suspensión y Silemblocks de barra estabilizadora.
Transmisión.
Es el sistema encargado de transmitir el movimiento del motor a las ruedas motrices, y presentará los siguientes problemas:
– Deterioro de las juntas homocinéticas, desgaste de la transmisión.
– Deterioro de los rodamientos de las ruedas.
Dirección.
Las manos del conductor controlan directamente este sistema, que transmite «sus órdenes» a las ruedas motrices. En caso de que la carretera esté en malas condiciones, provocará:
– Holguras en la rótula de dirección.
– Pérdida de paralelismo en las ruedas, etc.
Si, además, se circula por carreteras o calles empedradas o en mal estado, también se debe tener en cuenta que las vibraciones provocarán el desajuste de los sistemas de fijación de varios elementos, como el salpicadero, las puertas y ventanas, etcétera. Todo esto implicará la aparición de ruidos, incluso en el interior del habitáculo, que con el tiempo serán cada vez más molestos y difíciles de eliminar.