Los testigos que se encuentran en el cuadro de relojes de un coche son claves para que el conductor pueda detectar determinadas avería en el vehículo.
Sin embargo, las causas por las que estos se encienden pueden ser diversas. Algunas de las más comunes que llevan a que el testigo que indica fallo en el motor se enciendan, son:
Sensor de oxígeno, que provocó más del 7% de las reparaciones de coches el año pasado. La falta de mantenimiento o fugas del refrigerante pueden originar problemas.
Problemas de saturación del FAP o filtro de partículas de escape.
Mal funcionamiento del catalizador, por averías en el encendido, inconvenientes con las bujías, que puede desembocar en problemas de consumo, o con las bobinas de encendido, cuyo fallo generan problemas más graves en el catalizador.
Otros de los motivos por los que el testigo del motor se enciende son que el termostato esté atascado, por lo que no dejará detectar la temperatura del motor y no la regulará con el refrigerante, y que el caudalímetro no funcione bien y no dosifique de forma adecuada el aire que entra en el motor para que éste determine cuánto combustible se necesita para la mezcla.
Asimismo, los expertos también indican que un fallo en la válvula de control de emisiones de gases de escape o en el sistema de evaporación pueden provocar que el temido testigo se encienda.