Mayor consumo, ruidos al arrancar y al raletí o paradas del motor, algunos de los signos de su mal funcionamiento.
Como su propio nombre indica, el filtro de combustible es el encargado de filtrar el combustible que se reparte por el motor.
Su labor, que se traduce en evitar que las impurezas y la humedad se vayan acumulando en el depósito de combustible y lleguen a otros elementos como el sistema de inyección, puede parecer sencilla pero no lo es tanto. De hecho, si no la cumple correctamente, puede dar lugar a averías más costosas para el usuario del taller.
Esta es la principal razón por la que el filtro de combustible no puede pasar desapercibido cuando se realiza la revisión de un coche. Por este motivo, hay varias señales que alertan de la presencia de problemas en este elemento como son:
– Un mayor consumo de combustible.
– Ruidos al arrancar y al raletí.
– Problemas al arrancar o paradas del motor.
– Descensos de potencia, aceleración insuficiente…
Salvo que veamos que el filtro está sucio, no habrá que sustituirlo hasta que no se cumplan los plazos indicados por el fabricante. Llegado este momento debe ser un filtro de calidad, que cumpla las especificaciones técnicas necesarias de cada modelo de coche.