Junto con los neumáticos y los frenos, los amortiguadores forman el denominado «Triángulo de seguridad» del vehículo. Sin embargo, no se presta la atención necesaria a estos últimos, lo que provocan que los usuarios corran el riesgo de no poder realizar una frenada a tiempo con su automóvil.
El 70% de los vehículos no tiene los amortiguadores en buen estado
Uno de cada siete vehículos probados presenta, al menos, un amortiguador defectuoso, lo que puede ocasionar graves consecuencias, ya que no sólo se reduce la fuerza de frenado por la insuficiencia de tracción, sino que la distancia de frenado aumenta el 20%, según la velocidad, los sistemas del vehículo y la superficie de la carretera.
Así, los amortiguadores no sólo ofrecen mayor confort en el vehículo, sino que su principal función es mantener pegado el neumático a la carretera en todo momento.
Además, los sistemas avanzados de asistencia a la conducción, ( programa electrónico de estabilidad ESP, el ABS o el control de tracción ) requieren un buen contacto de las ruedas con la carretera para desarrollar todo su potencial.
Para saber si estos dispositivos se encuentran desgastados, hay algunos síntomas que alertan de que hay que cambiarlos. Por ejemplo, si al frenar fuerte, el coche cabecea más de lo normal, si al pasar por un bache, la carrocería rebota, si al realizar giros, el vehículo balancea más, o si los neumáticos presentan un desgaste irregular de la banda de rodadura o si el cilindro del amortiguador presenta fugas de aceite.
Los expertos aconsejan que los amortiguadores se sustituyan entre los 80.000 y 90.000 km y revisarlos cada 20.000 km. Además, hay que recordar que los cambios han de realizarse por completo o por ejes.