La forma de recibir información y de relacionarse con el exterior de los conductores esté en continuo proceso de cambio.
Desde la inclusión de la primera pantalla digital en un coche, un pequeño reloj, hasta los sistemas actuales más complejos (que puede incorporar hasta cinco de grandes dimensiones, táctiles y hápticas a lo largo de todo el salpicadero), la evolución en la última década ha sido brutal. Primero llegaron las grandes pantallas en la consola central, algunas táctiles y se diseñaron al estilo Tablet, después, la instrumentación tras el volante también se convirtió en pantalla; y ahora, ambas se integran y se extienden hacia la zona del copiloto hasta cubrir todo el salpicadero. El siguiente paso es prescindir de todas ellas para convertir las lunas del vehículo en pantallas de proyección.
El parabrisas es el protagonista de esta revolución, con sistemas de proyección cada vez más sofisticados, como los que se han presentado en esta edición del CES. Los motivos de este nuevo enfoque son aumentar la seguridad y mejorar la interacción del conductor con el vehículo y su entorno. Las distracciones, y no la velocidad, es la principal causa de siniestralidad. Quizá sea un error que el conductor tenga que mirar hacia abajo para manejar los controles del coche.