Si sabes que va a helar por la noche, sal de casa por la mañana preparado para descongelar el parabrisas del coche. No vale cualquier cosa.
Si dejamos el coche estacionado a la intemperie una noche en la que sabemos que va a helar o nevar fuertemente, puede ser una buena idea levantar los brazos del limpiaparabrisas para evitar que las escobillas por el intenso frío se queden pegadas al cristal y puedan romperse, agrietarse o, simplemente, perder la goma parte de su elasticidad. Poner por fuera el parasol que usamos para el verano también puede ser una buena solución, y si el mal ya está hecho y las escobillas se han pegado, no las moveremos hasta que no hayamos descongelado las lunas del coche.
¿Cuál es la forma más efectiva para hacerlo?
Es tiempo de heladas, de encontrarnos con que el parabrisas de nuestro coche, si duerme a la intemperie, tendrá una capa de hielo renuente a desaparecer con sólo la activación de la calefacción. Al menos, si no estamos dispuestos a permanecer largo tiempo parados, con el motor en marcha, gastando mucho combustible y produciendo inútilmente emisiones contaminantes.
Como es casi seguro que el limpiaparabrisas, por sí solo, tampoco sea capaz de quitar esa costra, conviene que echemos una mano a la calefacción usando algo tan sencillo como alcohol. Rociando suficiente. Deja que caiga desde la parte más alta, es posible que nos ahorremos usar un rascador, que es como seguro que lo eliminaremos. Y si no tienes éste, una tarjeta de fidelización te valdrá.
Una vez retirado lo más grueso, sí podremos accionar el limpiaparabrisas, mejor pulverizando un líquido que tenga algún tipo de producto jabonoso y anticongelante.
En cualquier caso, nunca debemos accionar los limpias con los cristales helados y, mucho menos, verter agua caliente para descongelarlos.