Estos componentes de los combustibles ayudan a reducir el consumo y cuidar el motor.
Para qué sirven los aditivos para combustibles
Al igual que los que se emplean en los lubricantes, los aditivos para combustibles se usan para mejorar alguna de las propiedades que tiene el producto, o bien para aportarle alguna nueva.
Principalmente, las propiedades que mejoran estos productos son el ahorro de combustible y la capacidad del gasóleo para mantener sus propiedades cuando está almacenado.
Sobre todo a flotas, les interesa, en las cuales el control del consumo anual de gasóleo es un factor clave. El ahorro de carburante en este ámbito es muy importante, dado su peso sobre el costo global.
Por otro lado, existen aditivos que se dedican a mantener las propiedades del gasóleo cuando este se va a almacenar durante mucho tiempo. Entre los principales problemas que se pueden dar en estos casos se encuentran la presencia de agua o polvo en el combustible, junto a las altas temperaturas. Por eso hacen falta productos que ayuden a estabilizar el gasóleo incluso en estas condiciones severas.
Así ayudan los aditivos a ahorrar
Los gasóleos son un quebradero de cabeza constante para las empresas con flotas. Su consumo es elevado, de unos 30 litros cada 100 kilómetros en una flota de camiones, o incluso más.
Por ejemplo, diez camiones que recorren 150.000 kms al año, con un promedio de 31 litros cada 100 kms de consumo de carburante, arrojan un consumo global de 465.000 litros de carburante. Si calculamos que cada litro cuesta un euro, el precio total de la factura de gasóleo es muy elevado.
Por este motivo, conviene emplear todas las armas a nuestro alcance para reducir el consumo de gasóleo. Uno de los recursos que tenemos a nuestro alcance consiste en evitar la suciedad que se produce en componentes de la zona de combustión como la cámara o los inyectores, porque es uno de los factores que aumentan el consumo. Si podemos limpiar esta zona, podremos reducir ese consumo.
Esa acción de limpieza la pueden aportar los aditivos para combustibles. También ayuda al ahorro porque reduce las averías por mala combustión del gasóleo. Si se quema mal el combustible, se forman depósitos en la cámara de combustión, de carbonillas, lacas y barnices, entre otros. Estos productos se depositan en partes como la cabeza del pistón, los segmentos, la aguja del inyector o el portainyector. Esos depósitos afectan a la configuración original de la zona, producen cambios en la combustión y aumentan el consumo de combustible.
Una mejor combustión, con menor formación de depósitos, implica siempre menores problemas mecánicos. Esto se debe a que los desgastes y las corrosiones disminuyen, lo que conlleva también una disminución de los gastos de averías y mantenimiento.
En cualquier caso, si el vehículo quema peor, dejará más residuos en la combustión. Esto significa que, con el paso del tiempo, la combustión será peor. Y si esta es mala, se consumirá más carburante para hacer los mismos kilómetros.
¿La culpa es solo de la edad?
En muchas ocasiones, se achaca este efecto al hecho de que un vehículo sea viejo, ya que suelen ser los más antiguos los que presentan mayores consumos. La respuesta fácil es que su sistema de combustión no está tan avanzado como los de los automóviles más modernos.
Aunque esto es cierto, hay que tener en cuenta que, en vehículos con la misma norma de emisiones (como puede ser Euro VI), se perciben variaciones del consumo, aunque hagan el mismo tipo de trabajo y tengan el mismo kilometraje. Por eso, aparte del número de kilómetros recorridos, el mantenimiento que se realiza a los vehículos es determinante para que aparezca una mayor o menor suciedad.
Así que hay un hecho que está muy claro: si limpiamos el sistema o cambiamos piezas, observaremos siempre una disminución en el consumo de carburante. Y para limpiar el motor sin necesidad de desmontarlo, lo mejor es aditivar el combustible.
Como el primer día
El resultado de utilizar este tipo de productos es que la combustión se acerca a la de los primeros días de funcionamiento del motor, cuando estaba completamente limpio y ofrecía los mejores resultados de consumo de carburante. Por tanto, ayuda a reducir ese gasto y lo hace mejorando las condiciones en que se desarrolla la combustión.
En este sentido, se observan dos efectos de utilizar aditivos para combustibles: uno que podríamos llamar “curativo”, porque se limpia el motor de depósitos ya formados, y otro “preventivo”, porque se impide la formación de otros nuevos. Por eso la combustión mejora y se consigue un menor consumo de gasóleo que se mantiene en el tiempo si se siguen empleando los aditivos.
¿Cuánto carburante ahorran los aditivos?
Eso depende de los kilómetros realizados y la calidad del combustible. También se obtienen variaciones en función de la antigüedad del parque. En algunos casos, se pueden conseguir ahorros de carburantes superiores al 7%, sobre todo en los vehículos más antiguos.