El radiador es un componente esencial en el sistema de refrigeración del vehículo.
Una avería en él se suele saldar con una factura muy costosa para el cliente y un trabajo de varias horas para el profesional. Su objetivo es evitar que se produzcan sobrecalentamientos en el motor para que trabaje de manera óptima.
Una avería en este componente es relativamente fácil de detectar, ya que al no realizar su función correctamente, el motor irá aumentando poco a poco su temperatura y alertará de ello a través del testigo. Además, si el fallo proviene de una fuga de líquido refrigerante, se formarán pequeños charcos bajo el vehículo.
Para detectar de dónde procede la fuga, habrá que poner el motor en marcha y comprobar en qué punto del circuito brota el líquido. También puede ser que el tapón del depósito haya cogido holgura y por lo tanto no sella bien el circuito. El profesional debe tener precaución al comprobarlo, ya que si está caliente podría salir a presión.