El catalizador, el sistema de encendido, los rodamientos y la transmisión son algunos de los elementos más afectados.
Tras las inundaciones ocurridas hace unos días como consecuencia de las intensas lluvias producidas en diversos puntos del territorio español, es probable que muchos conductores hayan visto afectados sus vehículos y tengan que acudir a los talleres de reparación por diversos problemas que el agua haya ocasionado en sus coches.
Además de los desperfectos que pueda haber en el interior del vehículo, hay que vigilar los aspectos mecánicos que han podido quedar deteriorados. Así, por ejemplo, el catalizador puede tener averías sin que una importante cantidad de agua afecte al coche.
Asimismo, el sistema de encendido, cuando el agua entra en el sistema de admisión, puede conllevar que haya que cambiarlo por completo, si el agua llega a los cilindros, habría que sustituir buena parte de los componentes del motor.
En cuanto a los rodamientos y el sistema de transmisión, hay que eliminar cualquier resto de barro que el agua haya arrastrado hasta los bajos del coche. De esta forma, se evitan riesgos de mayor desgaste en los frenos y la suspensión.
Otro de los problemas que puede surgir debido al barro acumulado, es que las canalizaciones del aire en el motor no funcione correctamente y se pueda producir un sobrecalentamiento.
El óxido es otro de los grandes enemigos de los coches y, aunque la mayoría de las piezas llevan soluciones que evitan esta circunstancia, hay algunos materiales que resisten la humedad pero no el quedar sumergidos bajo el agua. Por este motivo, es imprescindible eliminar toda el agua acumulada que haya quedado en cualquier lugar del vehículo.
¿Y esto pasa siempre? Me refiero: cada vez que un coche entra tan en contacto con el agua, ¿tiene esas averías? ¿O es solo una posibilidad?
Buenos días Beatriz, no tiene por qué pasar siempre es una posibilidad únicamente.